domingo, 27 de mayo de 2012






Juegos de seducción y traición
Literatura y cultura de masas
De:  Ana María Amar Sánchez

De acuerdo con la postura de Ana María Amar Sánchez, es inevitable desde la literatura reconocer ciertas posturas críticas que no enmarquen de una u otra forma las diferencias de la cultura de masas. En este estudio se pretenden señalar los puntos de convergencia y lo espacios en los que dichas diferencias se hacen evidentes. No obstante, la clase baja es sinónimo de un proceso de desacreditación y desprestigio en contraste con la clase alta, bajo la cual lo popular carece de forma.
El estudio del vínculo de la literatura con los géneros y la estética de la cultura masiva, muestra que en el siglo XX las formas de reproducción técnica han llevado a la mediatización y representación a través de los diferentes medios de comunicación: La radio, la televisión, el cine, las historietas, entre otros. Aunque dicha representación muestre un choque cultural entre  dos clases, siendo la baja la que recibe adjetivos negativos o  peyorativos frente a la clase alta, quien se califica a sí misma como culta y oficial. Lo popular renace en una ciudad real, en la que prevalece el caos, la imprecisión y la oralidad.

Es así como a través de diferentes ejemplos, se busca explicar la distinción y apropiación de dichas posturas en la literatura. Roger Chartier, Carlo Ginzburg se articulan con las propuestas de Bajtin, quien puso el acento en la relación alto – bajo, en  sus ejemplos toma a Rabelais como punto de partida en la comprensión de la cultura popular desde una visión oficial, culta y perteneciente a la clase alta, busca ver la relación entre los dos tipos de discursos dentro de la literatura mostrando así una relación entre las mismas, en la medida en que se entrecruzan dichos discursos en un proceso de narración.

Además de ello, el uso, apropiación e hibridez dentro de las culturas,  se reconocen a través de los planteamientos de Martín Barbero y Canclini. El primero  analiza la comunicación como una cuestión de mediaciones y no de medios, se enfoca en el proceso de la recepción y lo popular se convierte en un espacio dinámico en el que se representa la cultura de masas. El segundo, analiza lo culto, popular y masivo como parte de una construcción cultural, y piensa que ambos polos aparecen como escenarios donde existen procesos de hibridación.

Cabe destacar dentro de esta distinción, la postura política, ya que a lo largo del siglo XX se han tejido debates en los cuales uno presenta cierta influencia de las ideas adornianas y de Benjamin. Es así como se afirma que  desde el ensayo  la industria cultural señala: “quedan sentadas las bases del enfoque acusatorio contra la cultura de masas: es engaño, repetición, semejanza e imitación y su capacidad de producir entretenimiento funciona como un mecanismo de despolitizar y generar un consumo alienado”. Bajo esta línea siguen H. Enzensberger y G. Vattimo. No obstante la verdadera respuesta a partir de las diferentes instituciones o decretos, la única salida subyace en la literatura.

A partir de esto se reconoce un crecimiento de las ciudades, el testimonio y la voz popular, se fortalecen las nuevas identidades con la “modernización de América Latina”  y aunque ante los ojos de la élite, lo popular se concibe como lo no oficial y marginal, se busca la legitimación de las masas  a través de los medios  y la literatura. Es así como desde el periodismo se inquiere una forma de comunicación, la poesía introduce la vida espiritual no dicho desde lo religioso sino desde lo patriótico, se convierte en palabra y se conecta con el iletrado a través de la oralidad, la telenovela se libera de la censura e invierte lo privado y lo público. La literatura presenta una forma de subsistencia y una mediación con los medios masivos de comunicación, que tras un paso de apropiación del género existe la posibilidad de ironizar o hablar del trasfondo político y social.

 En ese proceso de apropiación, la literatura culta ha transformado los códigos masivos y de esta forma ha encantado a un lector masivo  y flexibilizado su discurso. De esta forma La parodia y el pastiche según Frederic Jamenson. La parodia permite usa como principal recurso la ironía como forma de marcar distancia y el pastiche se convierte en una forma de disolver las jerarquías a través de la hibridación del discurso. Por tal razón muchos de los escritores hacen uso de estos elementos y se apropian del código pero no con el propósito de representar lo popular, sino que traicionan el mismo dentro de  cada uno de los géneros, es así como la seducción se convierte en el artificio para exigir una forma de reflexión y una estrategia para que el lector se cuestione frente a estas nuevas formas de creación literaria. 

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