domingo, 25 de marzo de 2012

Anibal Ford


       Hombre sobre un mar de nubes, C.D. Friedrich.


Reseña: Navegaciones                               
Comunicación, cultura y crisis de Aníbal Ford
Oliver Sacks, es un neurólogo que se ha dedicado a plasmar las experiencias de sus pacientes, de esta forma  cuenta casos clínicos a través de un estilo literario poco formal. Además de ello ha buscado la manera de investigar y explicar que en la neurosicología existe un desplazamiento en la funcionalidad de los hemisferios  en las personas sordas.
En sus estudios  profundiza acerca de  las relaciones entre hemisferio derecho e izquierdo en  los sistemas de comunicación. Describe en  las investigaciones, que mediante trabajos de campo se llega a encontrar la existencia de ,gramáticas espaciales,  las cuáles están  ubicadas, en el caso de los sordos, en el hemisferio izquierdo debiendo estar en el derecho, lo que implica un interrogante frente a la fragmentación y funcionalidad existente en cada uno de ellos. Además, en este grupo de personas se reconocen dos facetas: la icónica y la abstracta, reconociendo lo concreto como lo primitivo y  como abstracto  algo que debe ser elevado. Por lo que Sacks vislumbra dos problemáticas: la primera hace referencia al lenguaje frente a las posibles gramáticas no verbales y en segunda instancia la estructura cognitiva de los pueblos orales frente a la de aquellos que han accedido a la escritura.
Culturas populares y medios de comunicación: Desde 1840 se enmarca una etapa de revolución industrial  y dio  paso a la razón iluminista, positivista, ambas en una fuerte contradicción con las clases populares que no padecen la sistematización de la modernización de una forma protagónica. Esta modernización, no partió de una necesidad educativa, sino de un proyecto que enmarcaba la producción y crecimiento de las pequeñas empresas en donde la clase obrera hacia parte de este sistema. De esta forma,  se inicia un proceso de transformación social, que parte de la necesidad de leer y conocer a través de los medios nacionales, un trasplante internacional que avanza en sus diferentes ámbitos. De esta forma  los medios nacen desde las culturas populares, con sus géneros y saberes que no pueden ser vistas como como tradicionales, porque hacían parte del resultado de un sistema económico capitalista.
Desde este marco, muchos estados modernistas, consideran que la escritura es la única forma de comunicación y bloquearon otras formas como la kinésica, la percepción corporal y la oralidad. Lo que implica que los medios parten desde el proceso de grabado hasta la escritura; puesto  que ignorar este hecho es reconocer que ninguno de los elementos corporales y gestuales comunican. Son elementos que no se catalogan dentro de lo formal porque dependen del significado que se dé en el contexto en el cual se utilicen. Analizar la estructuración de los medios, es reconocer el origen y proceso de estructuración y problemática de los las clase populares y de su proceso de representación.
Un conjunto abierto e impreciso: La escritura como elemento de estudio en el proceso de modernización, permite entender no solo el panorama social de  época sino su  la diferenciación en la escritura de Baudelaire y de los simbolistas en general. El comprender la literatura, implica entender el nacimiento del periodismo, el cine mudo, la fotografía, la radio, la televisión y las diferentes tecnologías.
La literatura es también, uno de los mecanismos que permite entender la mediación que existe entre la literatura tradicional y de vanguardia, sin embargo, no es la literatura la que permite reconocer los rasgos de una época, sino las diferentes disciplinas que enmarcan la cultura.

domingo, 4 de marzo de 2012

Javier Aparicio Mayde










Reseña: Lecturas de ficción contemporánea.

Javier Aparicio Mayde

El autor plantea mostrar una recopilación de algunas críticas de ciencia ficción, en donde los parámetros de clasificación, son las posibles semejanzas estéticas y narratológicas partiendo de las vanguardias del siglo XX hasta  mediados del mismo siglo. Por lo que clarifica que no existe una frontera clara entre vanguardia y posmodernidad y la crítica está muy lejos de alcanzar un acuerdo. Sin embargo, el lector podrá reconocer el proceso en el oficio de escribir y de tomar conciencia del material del cual están compuestas dichas obras, además de reconocer el panorama y el contexto en el que están inmersas.
La ficción posmoderna se libera de las vanguardias, a tal punto que el autor plantea el ejemplo en el cual la modernidad da la impresión de lanzarse a cabareteras y rompe con todo compromiso y fidelidad. Se enmarca entonces la posmodernidad entre 1960 Y 1995, época que señala el advenimiento de la sociedad y cultura de masas, definida como híbrida, consumista y escéptica según lo explica el autor, que define el arte como una ironía. Los textos entonces se presentan de manera autoconsciente y en la vanguardia se muestra una cultura elitista  que va dirigida especialmente a un público de  clase media .

El discurso posmoderno  que hace parte de una industrialización, un cambio de valores en lo artístico y la relativización en la literatura, permiten  que la ficción privilegie la posibilidad por encima de la verosimilitud; sin embargo, la ficción posmodernista colinda con los abusos del capitalismo y el pensamiento liberal por lo que se entiende que busca dar respuesta a un público desorientado. Se manifiesta su rechazo del realismo  burgués, un rechazo a la mimesis, por lo que es capaz de combinar diferentes elementos, mezcla entre ironía y autorreferencialidad, pero sin seguir la  línea de lo tradicional  tanto en el narrador como en los personajes.

La novela exige un lector crítico, y se divide en diferentes categorías: narración lírica, narración filosófica,  el pastiche fantástico o la crónica autobiográfica o de  viajes. La unificación ya no es posible, esto como producto del cambio ideológico  y  un pensamiento totalizante. De esta forma la novela está perdiendo entidad, de manera que admite cualquier contenido literario. Motivo por el cual el autor realiza la acotación de Borges en una conferencia de Harvard, donde señalaba que la novela estaba fracasando. Por lo que se plantean seis propuestas: Multiplicidades, bifurcaciones, fragmentaciones, posibilidades, conjeturas, síntomas de hastío o de desgana narrativa entre otras, lo que requiere de un lector modelo capaz de decodificar .

La ficción se convierte entonces en  ambigua  e isotópica y el lector cumple la función de  llenar los huecos  y da un proceso de significación de acuerdo a la motivación que presente referente al texto, de tal forma que el lector viene construyendo su propia ficción.

En un metarrelato por ejemplo la intención depende de la capacidad narrativa del  lector. Además dentro de la ficción posmoderna los lectores pasan disfrazados de personajes, tramposos, que cuentan una historia.


Los guerrilleros de la vanguardia histórica ya forzaron las cajas que  guardaban las leyes de la Ficción con mayúscula cuando saquearon sin  escrúpulos la ordenada biblioteca del realismo tradicional (cambiaron  el orden de las frases  de  Dickens, desfiguraron las  historias  de Balzac  fragmentándolas,  diluyeron los  personajes  de Tolstoi  convirtiéndolos  en símbolos, objetos inanimados o trasuntos angustiados e irracionales  del  propio autor),  y la actitud de los  autores  adscritos  a lo que se  ha   dado en llamar postmodernidad ha  consistido en rescatar, restaurar, reciclar o transformar[1]

Los maestros decimonónicos pensaban que los escritores determinaban en cierta forma la manera en que se percibía la realidad, una realidad que es aclarada a través de las obras literarias,  pero dicha claridad solo depende del lector, quien  debe buscar encontrar el tejido textual de la historia y su contexto, dentro de los parámetros de lo consiente.

Finalmente se puede concluir que dentro del proceso posmodernidad, la subjetividad, resignificación y papel del lector se convierte en un eje de vital importancia, ya que cambia su rol dentro de  un sistema que  pasó de una visión totalizante, a un individualismo frenético, que deviene una metamorfosis tanto en la literatura como en los diferentes elementos que hacen parte de la cultura. Por ende, mas que definir, hay que interpretar e interiorizar cuál es el papel de cada uno de los géneros y la visión de individuo y mundo que surgen con el pasar de los conflictos y problemáticas, que en ultimas, se convierten en  el material que emplean, aunque, en la posmodernidad la visión de realidad cambie de una manera radical.

Bibliografía:
Aparicio, J. (2008). lecturas de ficción contemporánea. Madrid: Cátedra.



[1][1] (Aparicio, 2008)


Hassan


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Sara Blake




El pluralismo en  una perspectiva postmoderna
Ihab Hassan
El autor introduce la postmodernidad como un  tema del cual se habla en la actualidad y del que se han venido tejiendo diferentes hipótesis. Sin embargo, algunos teoricos no se han dado cuenta que a través de su discurso han dado algunas aproximaciones a dicho concepto. Dar el concepto de posmodernismo de una manera apresurada, es plantear una visión incompleta, por lo que  busca recurrir a una cadena de características que lo puedan conceptualizar. En ese orden de ideas la cadena se fragmenta de la siguiente manera:
Las indeterminaciones: Toda clase de ambigüedades, rupturas y desplazamientos que afectan al saber y a la sociedad.
Fragmentación: El concepto de totalidad no se reconoce, todo está constituido en partes o fragmentos, lo que se ve reflejado en las diferentes formas de representación.
Descanonización. La visión de autoridad de ve desmitificada,  se parte de la muerte de dios hasta la muerte del autor. Es el rompimiento de las formas tradicionales de cultura, lo que anteriormente parecía estar organizado se vuelve caos; la creación de movimientos de minorías y el papel de la mujer empieza a tomar una figura relevante dentro de dicha posmodernidad.
Ausencia del yo: La literatura, se subvierte a sí misma en las formas de «silencio» articulado[1], ha sido un claro reflejo de lo que sucede en la cultura respecto a la pérdida del yo, desde Nietzsche quien declara que el yo, es una simple ficción; aunque los posestructuralistas  traten de rencontrar ese ego que desde su visión se constituye como un principio totalizante.  De esta forma, lo que señalaba una posible representación, se convierte en lo impresentable y anicónico.Visto desde otra perspectiva, los patrones de  la estética cambian  de manera radical y lo abyecto, lo simbólico, la muerte entre otros elementos, son los que adquieren significado; de esta forma la tendencia desconstructiva del postmodernismo pasa a ser una tendencia reconstructiva.
Ironía  Indica la ausencia de un paradigma porque se vuelve a la autorreflexión y exigencia de claridad en medio de algo que se convierte en absurdo, solo existe claridad en medio de un estado de inconciencia.
Hibridación, o la repetición mutante de los géneros: Señala de manera clara la deformación dentro de los géneros literarios, una clasificación que se convierte en un es y no es, se llega a pensar como lo afirma  el autor en: una categoría promiscua de «paraliteratura» o «literatura del umbral»[2]. De esta forma la percepción de los teóricos se puede reconocer como un caos temporal en donde la tradición se convierte en una expansión del pasado en el presente.
Carnavalización. Término de Bajtín en el cual se incluyen las anteriores categorías pero a su vez se habla de un etos absurdo, anterior a la heteroglosia (el habla en el idioma del otro), además, de la polifonía (pluralidad de voces que se corresponden con múltiples conciencias independientes e inconfundibles); la carnavalización exterioriza una presencia de lo  absurdo, lo contrario y degradante.
Performance, Participación: Es la invitación del lenguaje a ser representado, escrito y revisado. Se convierte entonces en la carnavalización del teatro, la descanonización dentro del mismo, quién a su vez como lo indica Richard Poirie puede caer en un Solipsismo.
Construccionismo. Esta construcción es ficcional bajo el pensamiento de Nietzsche y Kant. Tales ficciones efectivas sugieren la creciente intervención de la mente en la naturaleza y la cultura, un aspecto de lo que he llamado el «nuevo gnosticismo», evidente en la ciencia y el arte, en las relaciones sociales y las altas tecnologías.
Inmanencia. Hace referencia a la capacidad de la mente a  generalizarse mediante símbolos, lo que se alcanza a través de una dispersión de los sentidos; lo que deviene la existencia dentro de la literatura y la cultura en la creencia de agujeros negros, la existencia de mundos posibles. La cultura se convierte en un  sistema semiótico inminente.
Esto no indica que los once pasos o categorías que recogen el postmodernismo, lo definan, sin embargo llega a dos conclusiones de vital importancia:
(a) El pluralismo crítico está profundamente implicado en el campo cultural del postmodernismo;  y (b) un pluralismo crítico limitado es en cierta medida una reacción contra el relativismo radical, las indetermanencias irónicas, de la condición postmoderna; es un intento de contenerla.De esta forma la definición de postmodernidad es aun más confusa, porque desde la pluralidad se reconoce el nacimiento del aparente problema, donde en cierta manera se busca descubrir el significado de un mundo que en realidad dependería de la subjetividad. De hecho dentro de la literatura, “la paraliteratura” y la crítica[3] se asevera que la visión de crítica ha cambiado de una manera radical, lo que define  que :Sobre la teoría y la práctica de la crítica seguramente carece de originalidad: como todo discurso, la crítica obedece imperativos humanos que continuamente la redefinen. Es una función del lenguaje, el poder y el deseo, de la historia y la casualidad, del propósito y el interés, del valor. Sobre todo, es una función de la creencia, que la razón articula y el consenso, o la autoridad, no sólo hace posible, sino también restringe.
La postmodernidad se ha convertido en una continua polémica, lo que implica que lo teórico tiende a desaparecer, y por entre todo se vuelve liquido y sin límites que señalen un proceso de significación colectiva. Por lo que desde  una perspectiva foucaultiana la crítica parece un discurso tanto del deseo como del poder, un discurso, en todo caso, conativo y afectivo a la vez en sus orígenes personales. Que representa los patrones culturales de la época, su ideología y mentalidad.Dentro de ese proceso y la pluralidad de voces que allí se enmarcan, el autor soporta su pensamiento en diferentes teóricos señalando el papel de  que su idea principal frente a la diatriba y el deseo,  no es sólo que la teoría crítica es una función de nuestros deseos, ni simplemente que la crítica a menudo toma el placer o el deseo como su asunto, su tema. Mucha crítica actual concibe el lenguaje y la literatura mismos como órganos del deseo, a los que la crítica trata de adherirse eróticamente.
El pluralismo crítico, en nuestra época postmoderna, señala un  totalitarismo y terror, de fe fanática y descreimiento radical al mismo tiempo, lo que interviene de manera directa en el discurso literario, teórico o a la crítica misma. De esta forma se puede concluir que para realizar una definición y estudio de lo que se cataloga como postmoderno, se hace necesario el hecho de adentrarse en la cultura y el pensamiento político, histórico y religioso, entre otros;  de manera que se comprenda el panorama general de lo que se está viviendo y del cambio que surge tanto del  individuo como de un colectivo que ya no hace parte de una totalidad.


Hassan, I. ( (enero-junio 1991)). El pluralismo en una perspectiva postmoderna. Criterios, La Habana, nº 29,, pp. 267-288.




[1] (hassan, (enero-junio 1991))