domingo, 4 de marzo de 2012

Hassan


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Sara Blake




El pluralismo en  una perspectiva postmoderna
Ihab Hassan
El autor introduce la postmodernidad como un  tema del cual se habla en la actualidad y del que se han venido tejiendo diferentes hipótesis. Sin embargo, algunos teoricos no se han dado cuenta que a través de su discurso han dado algunas aproximaciones a dicho concepto. Dar el concepto de posmodernismo de una manera apresurada, es plantear una visión incompleta, por lo que  busca recurrir a una cadena de características que lo puedan conceptualizar. En ese orden de ideas la cadena se fragmenta de la siguiente manera:
Las indeterminaciones: Toda clase de ambigüedades, rupturas y desplazamientos que afectan al saber y a la sociedad.
Fragmentación: El concepto de totalidad no se reconoce, todo está constituido en partes o fragmentos, lo que se ve reflejado en las diferentes formas de representación.
Descanonización. La visión de autoridad de ve desmitificada,  se parte de la muerte de dios hasta la muerte del autor. Es el rompimiento de las formas tradicionales de cultura, lo que anteriormente parecía estar organizado se vuelve caos; la creación de movimientos de minorías y el papel de la mujer empieza a tomar una figura relevante dentro de dicha posmodernidad.
Ausencia del yo: La literatura, se subvierte a sí misma en las formas de «silencio» articulado[1], ha sido un claro reflejo de lo que sucede en la cultura respecto a la pérdida del yo, desde Nietzsche quien declara que el yo, es una simple ficción; aunque los posestructuralistas  traten de rencontrar ese ego que desde su visión se constituye como un principio totalizante.  De esta forma, lo que señalaba una posible representación, se convierte en lo impresentable y anicónico.Visto desde otra perspectiva, los patrones de  la estética cambian  de manera radical y lo abyecto, lo simbólico, la muerte entre otros elementos, son los que adquieren significado; de esta forma la tendencia desconstructiva del postmodernismo pasa a ser una tendencia reconstructiva.
Ironía  Indica la ausencia de un paradigma porque se vuelve a la autorreflexión y exigencia de claridad en medio de algo que se convierte en absurdo, solo existe claridad en medio de un estado de inconciencia.
Hibridación, o la repetición mutante de los géneros: Señala de manera clara la deformación dentro de los géneros literarios, una clasificación que se convierte en un es y no es, se llega a pensar como lo afirma  el autor en: una categoría promiscua de «paraliteratura» o «literatura del umbral»[2]. De esta forma la percepción de los teóricos se puede reconocer como un caos temporal en donde la tradición se convierte en una expansión del pasado en el presente.
Carnavalización. Término de Bajtín en el cual se incluyen las anteriores categorías pero a su vez se habla de un etos absurdo, anterior a la heteroglosia (el habla en el idioma del otro), además, de la polifonía (pluralidad de voces que se corresponden con múltiples conciencias independientes e inconfundibles); la carnavalización exterioriza una presencia de lo  absurdo, lo contrario y degradante.
Performance, Participación: Es la invitación del lenguaje a ser representado, escrito y revisado. Se convierte entonces en la carnavalización del teatro, la descanonización dentro del mismo, quién a su vez como lo indica Richard Poirie puede caer en un Solipsismo.
Construccionismo. Esta construcción es ficcional bajo el pensamiento de Nietzsche y Kant. Tales ficciones efectivas sugieren la creciente intervención de la mente en la naturaleza y la cultura, un aspecto de lo que he llamado el «nuevo gnosticismo», evidente en la ciencia y el arte, en las relaciones sociales y las altas tecnologías.
Inmanencia. Hace referencia a la capacidad de la mente a  generalizarse mediante símbolos, lo que se alcanza a través de una dispersión de los sentidos; lo que deviene la existencia dentro de la literatura y la cultura en la creencia de agujeros negros, la existencia de mundos posibles. La cultura se convierte en un  sistema semiótico inminente.
Esto no indica que los once pasos o categorías que recogen el postmodernismo, lo definan, sin embargo llega a dos conclusiones de vital importancia:
(a) El pluralismo crítico está profundamente implicado en el campo cultural del postmodernismo;  y (b) un pluralismo crítico limitado es en cierta medida una reacción contra el relativismo radical, las indetermanencias irónicas, de la condición postmoderna; es un intento de contenerla.De esta forma la definición de postmodernidad es aun más confusa, porque desde la pluralidad se reconoce el nacimiento del aparente problema, donde en cierta manera se busca descubrir el significado de un mundo que en realidad dependería de la subjetividad. De hecho dentro de la literatura, “la paraliteratura” y la crítica[3] se asevera que la visión de crítica ha cambiado de una manera radical, lo que define  que :Sobre la teoría y la práctica de la crítica seguramente carece de originalidad: como todo discurso, la crítica obedece imperativos humanos que continuamente la redefinen. Es una función del lenguaje, el poder y el deseo, de la historia y la casualidad, del propósito y el interés, del valor. Sobre todo, es una función de la creencia, que la razón articula y el consenso, o la autoridad, no sólo hace posible, sino también restringe.
La postmodernidad se ha convertido en una continua polémica, lo que implica que lo teórico tiende a desaparecer, y por entre todo se vuelve liquido y sin límites que señalen un proceso de significación colectiva. Por lo que desde  una perspectiva foucaultiana la crítica parece un discurso tanto del deseo como del poder, un discurso, en todo caso, conativo y afectivo a la vez en sus orígenes personales. Que representa los patrones culturales de la época, su ideología y mentalidad.Dentro de ese proceso y la pluralidad de voces que allí se enmarcan, el autor soporta su pensamiento en diferentes teóricos señalando el papel de  que su idea principal frente a la diatriba y el deseo,  no es sólo que la teoría crítica es una función de nuestros deseos, ni simplemente que la crítica a menudo toma el placer o el deseo como su asunto, su tema. Mucha crítica actual concibe el lenguaje y la literatura mismos como órganos del deseo, a los que la crítica trata de adherirse eróticamente.
El pluralismo crítico, en nuestra época postmoderna, señala un  totalitarismo y terror, de fe fanática y descreimiento radical al mismo tiempo, lo que interviene de manera directa en el discurso literario, teórico o a la crítica misma. De esta forma se puede concluir que para realizar una definición y estudio de lo que se cataloga como postmoderno, se hace necesario el hecho de adentrarse en la cultura y el pensamiento político, histórico y religioso, entre otros;  de manera que se comprenda el panorama general de lo que se está viviendo y del cambio que surge tanto del  individuo como de un colectivo que ya no hace parte de una totalidad.


Hassan, I. ( (enero-junio 1991)). El pluralismo en una perspectiva postmoderna. Criterios, La Habana, nº 29,, pp. 267-288.




[1] (hassan, (enero-junio 1991))


















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