El pluralismo en una perspectiva postmoderna
Ihab Hassan
El autor introduce la
postmodernidad como un tema del cual se
habla en la actualidad y del que se han venido tejiendo diferentes hipótesis.
Sin embargo, algunos teoricos no se han dado cuenta que a través de su discurso han dado algunas aproximaciones a dicho concepto. Dar el concepto de
posmodernismo de una manera apresurada, es plantear una visión incompleta, por lo
que busca recurrir a una cadena de
características que lo puedan conceptualizar. En ese orden de ideas la cadena se
fragmenta de la siguiente manera:
Las indeterminaciones: Toda
clase de ambigüedades, rupturas y desplazamientos que afectan al saber y a la
sociedad.
Fragmentación: El concepto
de totalidad no se reconoce, todo está constituido en partes o fragmentos, lo
que se ve reflejado en las diferentes formas de representación.
Descanonización. La visión
de autoridad de ve desmitificada, se
parte de la muerte de dios hasta la muerte del autor. Es el rompimiento de las
formas tradicionales de cultura, lo que anteriormente parecía estar organizado
se vuelve caos; la creación de movimientos de minorías y el papel de la mujer
empieza a tomar una figura relevante dentro de dicha posmodernidad.
Ausencia del yo: La
literatura, se subvierte a sí misma en las formas de «silencio» articulado[1], ha sido un claro reflejo
de lo que sucede en la cultura respecto a la pérdida del yo, desde Nietzsche
quien declara que el yo, es una simple ficción; aunque los
posestructuralistas traten de rencontrar
ese ego que desde su visión se constituye como un principio totalizante. De esta forma, lo que señalaba una posible
representación, se convierte en lo impresentable y anicónico.Visto desde otra
perspectiva, los patrones de la estética
cambian de manera radical y lo abyecto,
lo simbólico, la muerte entre otros elementos, son los que adquieren
significado; de esta forma la tendencia desconstructiva del postmodernismo pasa
a ser una tendencia reconstructiva.
Ironía
Indica la ausencia de un paradigma porque se vuelve a la autorreflexión
y exigencia de claridad en medio de algo que se convierte en absurdo, solo
existe claridad en medio de un estado de inconciencia.
Hibridación, o la repetición
mutante de los géneros: Señala de manera clara la deformación dentro de los
géneros literarios, una clasificación que se convierte en un es y no es, se
llega a pensar como lo afirma el autor
en: una categoría promiscua de «paraliteratura» o «literatura del umbral»[2]. De esta forma la
percepción de los teóricos se puede reconocer como un caos temporal en donde la
tradición se convierte en una expansión del pasado en el presente.
Carnavalización. Término de
Bajtín en el cual se incluyen las anteriores categorías pero a su vez se habla
de un etos absurdo, anterior a la heteroglosia (el habla en el idioma del otro), además, de la polifonía
(pluralidad de voces que se corresponden con múltiples conciencias
independientes e inconfundibles); la carnavalización exterioriza una presencia
de lo absurdo, lo contrario y
degradante.
Performance, Participación:
Es la invitación del lenguaje a ser representado, escrito y revisado. Se
convierte entonces en la carnavalización del teatro, la descanonización dentro
del mismo, quién a su vez como lo indica Richard Poirie puede caer en un
Solipsismo.
Construccionismo. Esta
construcción es ficcional bajo el pensamiento de Nietzsche y Kant. Tales
ficciones efectivas sugieren la creciente intervención de la mente en la
naturaleza y la cultura, un aspecto de lo que he llamado el «nuevo
gnosticismo», evidente en la ciencia y el arte, en las relaciones sociales y
las altas tecnologías.
Inmanencia. Hace referencia a la capacidad de
la mente a generalizarse mediante
símbolos, lo que se alcanza a través de una dispersión de los sentidos; lo que
deviene la existencia dentro de la literatura y la cultura en la creencia de
agujeros negros, la existencia de mundos posibles. La cultura se convierte en
un sistema semiótico inminente.
Esto no indica que los once
pasos o categorías que recogen el postmodernismo, lo definan, sin embargo llega
a dos conclusiones de vital importancia:
(a) El pluralismo crítico
está profundamente implicado en el campo cultural del postmodernismo; y (b) un pluralismo crítico limitado es en
cierta medida una reacción contra el relativismo radical, las indetermanencias
irónicas, de la condición postmoderna; es un intento de contenerla.De esta forma la definición
de postmodernidad es aun más confusa, porque desde la pluralidad se reconoce el
nacimiento del aparente problema, donde en cierta manera se busca descubrir el
significado de un mundo que en realidad dependería de la subjetividad. De hecho dentro de la
literatura, “la paraliteratura” y la crítica[3] se asevera que la visión
de crítica ha cambiado de una manera radical, lo que define que :Sobre la teoría y la
práctica de la crítica seguramente carece de originalidad: como todo discurso,
la crítica obedece imperativos humanos que continuamente la redefinen. Es una
función del lenguaje, el poder y el deseo, de la historia y la casualidad, del
propósito y el interés, del valor. Sobre todo, es una función de la creencia,
que la razón articula y el consenso, o la autoridad, no sólo hace posible, sino
también restringe.
La postmodernidad se ha
convertido en una continua polémica, lo que implica que lo teórico tiende a
desaparecer, y por entre todo se vuelve liquido y sin límites que señalen un
proceso de significación colectiva. Por lo que desde una perspectiva foucaultiana la crítica
parece un discurso tanto del deseo como del poder, un discurso, en todo caso,
conativo y afectivo a la vez en sus orígenes personales. Que representa los
patrones culturales de la época, su ideología y mentalidad.Dentro de ese proceso y la
pluralidad de voces que allí se enmarcan, el autor soporta su pensamiento en
diferentes teóricos señalando el papel de
que su idea principal frente a la diatriba y el deseo, no es sólo que la teoría crítica es una
función de nuestros deseos, ni simplemente que la crítica a menudo toma el placer
o el deseo como su asunto, su tema. Mucha crítica actual concibe el lenguaje y
la literatura mismos como órganos del deseo, a los que la crítica trata de
adherirse eróticamente.
El pluralismo crítico, en nuestra
época postmoderna, señala un totalitarismo
y terror, de fe fanática y descreimiento radical al mismo tiempo, lo que
interviene de manera directa en el discurso literario, teórico o a la crítica
misma. De esta forma se puede concluir que para realizar una definición y
estudio de lo que se cataloga como postmoderno, se hace necesario el hecho de
adentrarse en la cultura y el pensamiento político, histórico y religioso,
entre otros; de manera que se comprenda
el panorama general de lo que se está viviendo y del cambio que surge tanto
del individuo como de un colectivo que
ya no hace parte de una totalidad.
Hassan, I. ( (enero-junio 1991)). El pluralismo en una
perspectiva postmoderna. Criterios, La
Habana, nº 29,, pp. 267-288.
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