domingo, 4 de marzo de 2012

Javier Aparicio Mayde










Reseña: Lecturas de ficción contemporánea.

Javier Aparicio Mayde

El autor plantea mostrar una recopilación de algunas críticas de ciencia ficción, en donde los parámetros de clasificación, son las posibles semejanzas estéticas y narratológicas partiendo de las vanguardias del siglo XX hasta  mediados del mismo siglo. Por lo que clarifica que no existe una frontera clara entre vanguardia y posmodernidad y la crítica está muy lejos de alcanzar un acuerdo. Sin embargo, el lector podrá reconocer el proceso en el oficio de escribir y de tomar conciencia del material del cual están compuestas dichas obras, además de reconocer el panorama y el contexto en el que están inmersas.
La ficción posmoderna se libera de las vanguardias, a tal punto que el autor plantea el ejemplo en el cual la modernidad da la impresión de lanzarse a cabareteras y rompe con todo compromiso y fidelidad. Se enmarca entonces la posmodernidad entre 1960 Y 1995, época que señala el advenimiento de la sociedad y cultura de masas, definida como híbrida, consumista y escéptica según lo explica el autor, que define el arte como una ironía. Los textos entonces se presentan de manera autoconsciente y en la vanguardia se muestra una cultura elitista  que va dirigida especialmente a un público de  clase media .

El discurso posmoderno  que hace parte de una industrialización, un cambio de valores en lo artístico y la relativización en la literatura, permiten  que la ficción privilegie la posibilidad por encima de la verosimilitud; sin embargo, la ficción posmodernista colinda con los abusos del capitalismo y el pensamiento liberal por lo que se entiende que busca dar respuesta a un público desorientado. Se manifiesta su rechazo del realismo  burgués, un rechazo a la mimesis, por lo que es capaz de combinar diferentes elementos, mezcla entre ironía y autorreferencialidad, pero sin seguir la  línea de lo tradicional  tanto en el narrador como en los personajes.

La novela exige un lector crítico, y se divide en diferentes categorías: narración lírica, narración filosófica,  el pastiche fantástico o la crónica autobiográfica o de  viajes. La unificación ya no es posible, esto como producto del cambio ideológico  y  un pensamiento totalizante. De esta forma la novela está perdiendo entidad, de manera que admite cualquier contenido literario. Motivo por el cual el autor realiza la acotación de Borges en una conferencia de Harvard, donde señalaba que la novela estaba fracasando. Por lo que se plantean seis propuestas: Multiplicidades, bifurcaciones, fragmentaciones, posibilidades, conjeturas, síntomas de hastío o de desgana narrativa entre otras, lo que requiere de un lector modelo capaz de decodificar .

La ficción se convierte entonces en  ambigua  e isotópica y el lector cumple la función de  llenar los huecos  y da un proceso de significación de acuerdo a la motivación que presente referente al texto, de tal forma que el lector viene construyendo su propia ficción.

En un metarrelato por ejemplo la intención depende de la capacidad narrativa del  lector. Además dentro de la ficción posmoderna los lectores pasan disfrazados de personajes, tramposos, que cuentan una historia.


Los guerrilleros de la vanguardia histórica ya forzaron las cajas que  guardaban las leyes de la Ficción con mayúscula cuando saquearon sin  escrúpulos la ordenada biblioteca del realismo tradicional (cambiaron  el orden de las frases  de  Dickens, desfiguraron las  historias  de Balzac  fragmentándolas,  diluyeron los  personajes  de Tolstoi  convirtiéndolos  en símbolos, objetos inanimados o trasuntos angustiados e irracionales  del  propio autor),  y la actitud de los  autores  adscritos  a lo que se  ha   dado en llamar postmodernidad ha  consistido en rescatar, restaurar, reciclar o transformar[1]

Los maestros decimonónicos pensaban que los escritores determinaban en cierta forma la manera en que se percibía la realidad, una realidad que es aclarada a través de las obras literarias,  pero dicha claridad solo depende del lector, quien  debe buscar encontrar el tejido textual de la historia y su contexto, dentro de los parámetros de lo consiente.

Finalmente se puede concluir que dentro del proceso posmodernidad, la subjetividad, resignificación y papel del lector se convierte en un eje de vital importancia, ya que cambia su rol dentro de  un sistema que  pasó de una visión totalizante, a un individualismo frenético, que deviene una metamorfosis tanto en la literatura como en los diferentes elementos que hacen parte de la cultura. Por ende, mas que definir, hay que interpretar e interiorizar cuál es el papel de cada uno de los géneros y la visión de individuo y mundo que surgen con el pasar de los conflictos y problemáticas, que en ultimas, se convierten en  el material que emplean, aunque, en la posmodernidad la visión de realidad cambie de una manera radical.

Bibliografía:
Aparicio, J. (2008). lecturas de ficción contemporánea. Madrid: Cátedra.



[1][1] (Aparicio, 2008)


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